Don TorcuatoEstos días se conmemora el 50 aniversario de la muerte de Francisco Franco. Tal efeméride ha propiciado la aparición en los medios de multitud de artículos de opinión sobre tan controvertida persona. También la muerte del dictador fue el punto final de una época y el comienzo esperanzado de otra. Si bien el Caudillo y sus correligionarios porfiaban para que todo siguiera igual, y antes de que aconteciera el hecho biológico dejarlo “todo atado y bien atado”, la realidad fue bien otra.
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Había en la sociedad amplios sectores que querían un cambio de aires y dejar atrás 35 años de dictadura. Empezando por la jefatura del Estado, ahora en manos del Rey Juan Carlos I, y siguiendo por los partidos políticos y sindicatos aún en la clandestinidad, parte de la Iglesia y hasta de las fuerzas armadas con la UMD. El reto era mayúsculo, porqué las fuerzas vivas del antiguo régimen no darían fácilmente el brazo a torcer, y además había que hacerlo respetando la legalidad y sin que hubiera derramamiento de sangre, que bastante se había vertido durante la guerra civil.
Los líderes de este proceso de cambio ordenado y pacífico fueron tres: El Rey Juan Carlos I, Adolfo Suarez y Torcuato Fernández Miranda. Los dos primeros eran los que daban la cara y salían en los medios, mientras que Torcuato asumió por propia iniciativa estar en un segundo plano, digamos entre bambalinas, en la sala de máquinas y el puente de mando pilotando la nave.
Desde la época en que fue preceptor del futuro Rey, él ya tenia una visión de la España que anhelaba para el futuro, y siempre maniobró y actuó movido por esta empresa, llevándola adelante contra viento y marea, costara lo que costara, sin amilanarse, sin desfallecer, y con un gran sentido de Estado. No quiso la presidencia del Gobierno cuando se la ofrecieron, y en cambio sí la del Congreso, pues se dio cuenta que desde ese puesto podía mover discretamente los hilos para consumar su plan, sin estar constantemente en el foco mediático. ¡Y vaya si lo hizo!
En poco más de un año desmontó todo el tinglado que había y se aprobó la Ley para la Reforma Política que traería la democracia y elecciones de nuevo a España. Y ahora viene lo más bueno…Una vez finalizado todo el proceso, la misión de su vida, no quiso reconocimientos, prebendas u oropeles; presentó la dimisión y se fue a Londres, donde fallecería tres años más tarde a la edad de 65 años.
España le debe mucho a este prohombre, un gran líder, que fue Don Torcuato Fernández Miranda. Ahí va este modesto homenaje. Gracias.
Si os interesa saber más sobre este personje ahí os dejo un par de documentales:
Rtve play: Voladura 76 De la ley a la ley
Noviembre 2025