En el lodazal

Me he resistido muy mucho en escribir sobre la corrupción política porque es un tema habitual que cada día está en los medios, pero es que la situación ha llegado a tal punto que el ciudadano se pregunta perplejo si es que queda algún político honesto en este país. La cosa ya pasa de castaño oscuro y afecta a la credibilidad y legitimación de todo el sistema político e institucional. Con razón muchos exclaman: " No nos representan "

      Se afirma que la democracia es el menos malo de todos ellos, pero estos días se está viendo que se ha pervertido de tal modo que muchos se plantean renegar de ella. Porqué una cosa es la DEMOCRACIA en mayúscula, ese término grandilocuente y ampuloso, glorificado y magnificado hasta la saciedad como expresión de la voluntad del pueblo soberano que quiere vivir en paz, con libertad, en la igualdad y en la ayuda mutua.
Este seria el cuerpo teórico y lo deseable si el mundo fuera ideal y perfecto, pero cuando bajas a la realidad mundana pura y dura, esto se ha transmutado en forma de partidos políticos, con todas sus míserias, bajezas, rivalidades y luchas intestinas, entre ellos y entre compañeros dentro del partido mismo; y cuyo fin primordial es la obtención del poder para usarlo a su favor y obtener el máximo de beneficios, cual madre nutricia que da de comer a sus hijos. Así no nos ha de estrañar que la profesión de político se haya convertido en una manera como cualquier otra de ganarse ( bien ) la vida.

Hay un chascarrillo popular que dice: “el que vale, vale, y el que no a la política”, y vamos viendo que será cierto. “Cosas veredes Sancho” que decia el Quijote. Y es que con el personal que tenemos al mando podríamos afirmar que es el gobierno de los peores, la antítesis de lo que tendría de ser para administrar la cosa pública. Para regir un país tendríamos que elegir, o poner al mando a los mejores en su campo. Personas de probada valía intelectual, científica, laboral y ética. Que dedicaran un par o tres de años a la gestión y el buen funcionamiento de las diferentes administraciones del Estado. Como un servicio a la comunidad.
Yo ya peino canas, y en mis años mozos cumpli el servicio militar obligatorio, un periodo de catorce meses de nuestra juventud que todos los varones dedicamos a la defensa del país, de nuestros conciudadanos. Bueno, al menos así nos lo vendieron. En mi opinión era una pérdida de tiempo, porque cualquier cosa que nos afecte a todos, todos debemos colaborar y no sólo unos cuantos, y el unico país del mundo en que tota la población está implicada en la defensda del mismo es Suiza, la Confederación Helvética, pero esto ya es otra historia y nos estamos apartando del tema que nos ocupa.
Por cierto, y ahora voy a ser reaccionario y politicamente incorrecto, o quizás no tanto. ¿ Hacen falta tantos niveles en la administración de lo público ? Enumero de abajo - arriba: Municipio, Consell Comarcal, Diputaciones, Autonomías, Estado y Comunidad Europea.
En todos ellos hay aparcados y medrando infinidad de políticos con buenos sueldos, dietas, pluses, complementos y otras mamandurrias…¿ y para hacer que ? Poca cosa, porque trabajar, lo que se dice trabajar, poco lo hacen. Para eso ya tenemos los tropecientos mil funcionarios, los que verdaderamente administran la cosa pública, y mal que bien, hacen que todo vaya funcionando. Hay quien argumenta intentando justificar y disculpar lo injustificable: Ho! es que en España los políticos cobran poco. ¿ Cómorrrr ? Como mínimo todos ingresan más del doble del salario medio, así que no es poco. Poco es lo que percibe por su trabajo quien cobra el salario mínimo interprofesional.

     Así que en un futuro próximo quizás será mejor, más práctico y nos saldrá más económico que pongamos una IA al mando. A lo mejor de tanto en tanto alucina y nos sale por peteneras, pero peor que los de ahora no lo hará.
Y claro, si cualquiera advenedizo espabilado (Alvise) puede fundar un partido político, presentarse a las elecciones y obtener cientos de miles de votos, pues apaga y vámonos. Así nos luce el pelo. Pero es que los tradicionales y mayoritarios no son mejores. El líder y su camarilla son los que manejan el cotarro y los demás a callar, a seguir, y a obedecer, porque “el que se mueve no sale en la foto".
En fin visto lo visto podemos decir con tristeza y aflicción:

“No era esto compañeros, no era esto (por lo que luchamos)”


Julio 2025