Desafección
Para muestra, seis opiniones, pero hay más, muchas más que van circulando por ahí y que van configurando una nueva forma de pensar y ver el mundo.
Teólogo y psicoanalista, 71 años: "No necesitamos tantos políticos, hay otros resortes para organizarnos."
Médico, 59 años: "Los partidos son sectas cainitas deshumanizadas."
Cineasta, 47 años: "Vivimos bajo una burocracia fría y deshumanizante."
Periodista, 65 años: "¿Política? Un día mereceremos no tener."
Campesino, 71 años: "Simpatizo con los principios del anarquismo, sin partidos ¡transformemos al mundo desde abajo!"
Pastor, 81 años: "Hay muchas cosas que no me parecen justas, los políticos dicen blanco y hacen negro, y eso no está bien."
Director de cine de documentales submarinos, 57 años: "La defensa del medio ambiente se asocia a los partidos verdes y a la izquierda, pero se debe ser ambientalista por encima de los partidos, porque todos bebemos la misma agua y respiramos el mismo aire."

      Son personas relevantes en su ámbito de actuación, ya sea social o profesional (sino ya no hubieran sido entrevistados ni salido en los medios). En estas declaraciones expresan su opinión al respecto y son toda una declaración de intenciones. Pero no son los únicos, el sentir mayoritario de la población es de cansancio de la política, o más bien de la clase política, de los que se dedican a ella. De momento es lo que tenemos, pero no suscitan ni admiración ni respeto, de ahí esa desafección, ese desinterés, ese mal necesario que de momento está ahí, pero que algo habrá que hacer para superarlo, cambiarlo, mejorarlo, dejarlo atrás, evolucionarlo. Es un clamor popular que va en aumento. Solo hay que ver las estadísticas de abstención en cada consulta o el pasotismo de los jóvenes.

De hecho, la juventud ya está en otra onda. Mayoritariamente no siguen los medios tradicionales (prensa, radio, televisión), y se informan en internet via you-tubers o influencers con el peligro que esto supone por una parte (contrastado de la información, polarización, radicalización ideológica, etc ), y en el aspecto positivo tendriamos el soplo de libertad y variedad de opiniones, en contraste con el discurso uniformador y continuista del establishment

      Dicen que cada cosa tiene su tiempo y que la historia de la humanidad evoluciona y avanza al son de las innovaciones y progresos que ha habido en cada momento.
Domesticación del fuego, industrias líticas, Edad del Bronce, del Cobre, del Hierro, invención de la pólvora, de la imprenta, revolución industrial, era del carbón, del petróleo, de la electricidad, de la radiodifusión y telecomunicaciones, de las computadoras, de la digitalización e Internet, de la inteligencia artificial y la computación cuántica.
Cada hito ha supuesto un cambio en la sociedad de su época y con ello la manera de vivir, trabajar, interrelacionarse (con los demás y con el poder y las instituciones), y ahora en la época actual, época de grandes cambios y transformaciones, no será diferente.

También algunas cosas desaparecerán (se acuerdan del cassette o la cinta de vídeo ¿VHS o Beta?, de la cámara de fotos analógica con carrete ¿24 o 36? fotos), y otras nuevas y mejores las sustituyen (el smartphone, autentica navaja suiza multiusos del siglo XXI).
Y con las instituciones, o figuras para la gobernanza con que nos hemos dotado ha pasado lo mismo. Del jefe de la tribu se pasó a los emperadores de los imperios antiguos, las monarquías absolutistas en la Edad Media, las Repúblicas después de la Revolución Francesa, las democracias Parlamentarias en el siglo XX, sin olvidarnos de los totalitarismos que también triunfaron en la anterior centúria, nazismo en Alemania o el comunismo en Rusia y China.

      Actualmente tenemos dos modelos: Las democracias liberales, con varios partidos políticos en liza, o el Chino de partido único y planificación central, junto con dictaduras de facto maquilladas de democracia. No está claro en el futuro cuál se va a imponer, o si un híbrido entre ambas, o alguna cosa completamente nueva y disruptiva. Porque la realidad de China, mal que nos pese, es de un éxito apabullante. En 40-50 años ha conseguido sacar de la pobreza su población y va camino de convertirse en la primera potencia mundial, y aquí en Occidente ha habido un estancamiento, y hasta un cierto retroceso en muchos indicadores, lo que propicia malestar y esa desafección hacia la clase política y dirigente.


Como dice el conocido aforismo: "Si no aportas soluciones, formas parte del problema", hoy en día se ve a los políticos más como el problema que como la solución, porque hablan, hablan y hablan, y discuten pero no aportan ninguna solución.
Los partidos políticos en general se lo tienen que hacer mirar, y en particular los que ostentan cargos en la organización (dirección o liderazgo). Ya pueden ir oteando el horizonte, ver por donde soplan los vientos y calibrar el sentir popular porque habrá que cambiar más pronto que tarde, re-inventarse, adaptarse a los nuevos tiempos, no hay otra, en caso contrario desaparecerán arrastrados por el vendaval de la historia.

- No necesitamos tantos políticos       - Defensa del medio ambiente


Abril 2025